Monday, January 2, 2012

Teotiste, la divina.

No se que tiene Teotiste, pero cuando me pasa cerca algo ocurre en mi que me descompone. Dicen por ahí que las feromonas. Vaya Ud. a saber, pero lo que soy yo comienzo a sentir deseos irresistibles de hacerle el amor ahí mismo, donde me la encuentre. A veces, me le acerco desde atrás, me le pego a las nalgas y le acaricio el vientre con una mano, con la otra un seno y ¡ay papá! Cuando me rechaza por re o por fa o por la escala completa, me molesto muchísimo y me voy con mi calentera a otra parte lo cual significa que tendré que masturbarme. Pero cuando voltea y me rodea el cuello dándome un abrazo así y se pega así de mi y ya yo estoy que no me aguanto, ahí si es verdad Sres. Es en ése instante cuando me adueño de su boca, de su aliento y me apodero de su lengua que saboreo hasta el éxtasis.

Siempre quiero más, siempre tengo hambre de ella y abandono su boca para morderle suavemente el cuello que huele rico el cual es el camino perfecto para llegar hasta sus deliciosos senos. Los senos de Teotiste. Aún no he enloquecido del todo aunque mi boca diga lo contrario y esté hecha un remolino que va envolviendo esa divinidad de piel y esté repasando ese territorio en todas las direcciones posibles, mordisqueando, chupando sus pezones endurecidos que son un manjar incomparable. En esos momentos me gustaría ser un octópodo, perdonenme la fineza, pero es que la palabra pulpo se parece mucho a vulva y para allá es que voy, porque quisiera acariciarle simultáneamente la espalda, el culo, las piernas y.....Aah las piernas.

Besar las piernas de Teotiste es el preludio perfecto para la obra en cuestión que esta a punto de comenzar y que no me canso de repetir. Aunque conozco bien el camino me pierdo adrede en ese mapa del placer, me entretengo, me deleito, saboreo, exploro, palpo, huelo. Implacablemente beso y lamo con reverencia y malicia esos pies hechos para que yo los goce. Y ella también goza.

Ya estoy listo para la maravilla, para abordar el misterio tantas veces cantado y voy subiendo lentamente como retrasando unos segundos el encuentro que nos llevará hasta nuestra apoteósis del placer. Y ya estoy allí preparado para el mejor de los placeres que el sexo nos ha regalado. Estoy salivando y entregado con todos mis sentidos porque lo que viene a continuación es una ceremonia, un rito para mi. Teostiste se abandona viajando en su mundo particular aunque encadenada a mi boca porque ya estoy besándole el centro, estoy lamiendo lentamente el lado izquierdo y luego el derecho, jugueteando con su vello púbico. Tiene un aroma delicioso, ya había dicho que las feromonas, los ocho cuartos aquellos y el qué se yo.

Ahora estoy chupándola y uso la lengua como un instrumento de apoyo para producir el doble efecto de ventosa y vibrador que se va ascelerando y que hace que Teotiste se estremezca y tiemble . Intento abarcarlo todo pero aguarda erecto el clítoris, listo para mi, listo para que yo me adueñe y lo convierta en mi alimento mientras intruduzco empapado en saliva un dedo que invadirá victorioso esa cálida y extraordinaria oquedad que me enloquece. Boca, lengua y dedos hacen una labor rítmica, una danza de lujuria en perfecta sincronía que ya tiene a Teotiste arqueada sobre su espalda y a mi inspirado degustando esos jugos que me revitalizan y animan.

Ella, abiertísima en el extremo de la entrega, tiene los pies apoyados en mis hombros y esta fuera de este mundo. Yo también estoy lubricando pero nada me distrae de mi ejecución, ni siquiera cuando me jala el pelo descontrolada o se muerde el canto de una mano como anunciando que viene un tsunami, una hecatombe de gozo y éxtasis que transmutará pronto en un colosal orgasmo. Recibo sus temblores y su abandono con alegría de celebración, mirándola satisfecha y plena en otro nivel de consciencia, descendiendo lentamente hasta la tierra. Y yo la abrazo y la siento hirviendo aún hasta que regresa.. lentamente regresa. Regresamos. Siempre regresamos, cada quien a su vida..porque ella.....es casada.

AA.

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